El sistema de cobertura sanitaria universal del que gozamos en España excluye, por definición, la necesidad de un seguro de salud privado a todos los nacionales. Es decir, no podemos referirnos nunca a su contratación en términos de obligación o exigencia legal, pues, en principio, todos los españoles tienen derecho a recibir atención sanitaria en los centros médicos del sistema general de salud. En cambio, desde 2012, todos los ciudadanos de la Unión Europea que quieran pasar más de tres meses en nuestro país sin trabajar deberán acreditar que disponen de un seguro médico público o privado en este u otro país que les proporcione una cobertura similar al del sistema de salud público, siendo este uno de los requisitos que se añadió tras la reforma de la ley sobre entrada, libre circulación y residencia de ciudadanos nacionales de la Unión Europea de 2007.
Por lo tanto, si la cuestión “quién necesita un seguro de salud” se reduce a una pregunta sobre obligación legal, habría que decir que, más allá de las normas de derecho comunitario, los extranjeros que residan en España, tal y como aparece indicado en el Código Nacional de Extranjería, sí tienen la obligación de contratar una póliza que les ofrezca una cobertura completa y con una empresa que opere en el país siendo esta una cláusula indispensable para poder acceder a un visado de residencia en el país. Ahora bien, si ampliamos el concepto “necesidad” y lo incluimos dentro del razonamiento utilitarista que puedan llevar a cabo los individuos y las familias en atención a sus preferencias y en función de su capacidad económica, la cuestión adquiere una nueva dimensión.
Así, tal y como recogen numerosas encuestas de las que se han hecho eco los medios y también las distintas corporaciones privadas del sector, el mercado de seguros es uno de los que mejor ha sobrevivido a la crisis económica, aumentándose su facturación en el periodo 2008-2016 en casi un cuatro por ciento. Estos números acompañan y complementan a todos los estudios que indican que el seguro de salud contratado por las empresas es el servicio social mejor valorado por los trabajadores que se benefician del mismo. Es decir, por la suma de diferentes factores económicos y sociales, el seguro de salud privado ha adquirido una notable relevancia en el día a día de numerosas empresas y familias deduciéndose de todo ello que, si bien no hay una necesidad legal, sí que puede hablarse de una necesidad en términos particulares.
Diferentes necesidades para contratar un seguro de salud privado
La pregunta “¿quién necesita un seguro de salud privado?” se convierte en una cuestión con múltiples posibles respuestas que obedecerán, igualmente, a muchos y variados criterios relacionados tanto con las necesidades y posibilidades de las distintas economías domésticas como por cuestiones más relacionadas con la propia salud de los asegurados o, como casi siempre en estos temas, con una ponderación de los riesgos que un particular, una familia o empresa están dispuestos a asumir. La necesidad se torna, por lo tanto, en preferencia u opción y esta va a estar muy condicionada, sin ir más lejos, por el tipo de servicio que se demanda. Así, tal y como recoge el sitio web segurosmedicosprivados.org, las cinco especialidades más requeridas son ginecología, traumatología, medicina general, pediatría y oftalmología, una lista de la que se puede inferir una especial urgencia o, también, una mayor sensibilidad hacia determinadas áreas de la salud como las relacionadas con el embarazo o los menores de edad.
De ahí que sea necesario rescatar las ventajas y desventajas que puedan mostrar este tipo de productos antes de poder declarar quién necesita un seguro de salud privado. También puede resultar útil para dar respuesta a esta pregunta, entender, por qué muchos particulares no contratan este tipo de seguros. Así, muchos de ellos renuncian a su contratación por temas económicos (en España el precio medio ronda los 80 euros mensuales), por vivir en un país donde, como ya hemos apuntado, la sanidad es pública, gratuita y universal, por tener una enfermedad crónica o por no resultarle de interés a los diferentes seguros al tener una edad avanzada. Así, aunque la necesidad objetiva persista, la posibilidad real de contratación cesa.
En cualquier caso, el seguro médico privado se ha popularizado entre las clases medias y altas de nuestro país, quienes ante el incremento de las listas de espera, la saturación de los servicios sanitarios públicos y la posibilidad de afrontar un coste que permita una atención más individualizada y a demanda del particular, han optado por la contratación de estos productos. Más aún cuando se requieren atenciones muy concretas, como las de los servicios antes mencionados, o cuando se confía en un cuadro médico muy concreto, con el que el cliente ya goza de familiaridad. Así pues, son muchos los potenciales clientes de un seguro de salud privado y múltiples las posibilidades en virtud de las cuáles lo puedan necesitar.